Yo lucía un pañuelo en las fiestas de San Isidro. Pañuelo que se llevó el viento color rosa, azul y amarillo. Pues yo estaba en la pradera a merced del viento sereno cuando una hermosa cigüeña se paró al lado, en el suelo. A ver, que las cigüeñas no hablan pero crotoreó y otras vinieron y como les gustó mi pañuelo me lo robaron al alzar el vuelo. Así se veía a lo lejos acercándose como cometa al cielo una tela de colores hasta que desapareció en un sueño. No me olvidé de aquel día cuando todo sucedió corriendo quedó en mi memoria siempre quedó siempre en el recuerdo.