Yo lucía un pañuelo
en las fiestas de San Isidro.
Pañuelo que se llevó el viento
color rosa, azul y amarillo.
Pues yo estaba en la pradera
a merced del viento sereno
cuando una hermosa cigüeña
se paró al lado, en el suelo.
A ver, que las cigüeñas no hablan
pero crotoreó y otras vinieron
y como les gustó mi pañuelo
me lo robaron al alzar el vuelo.
Así se veía a lo lejos
acercándose como cometa al cielo
una tela de colores
hasta que desapareció en un sueño.
No me olvidé de aquel día
cuando todo sucedió corriendo
quedó en mi memoria siempre
quedó siempre en el recuerdo.
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